viernes, 30 de junio de 2017

HA MUERTO FANDIÑO, LE HA MATADO UN TORO

“Que se den prisa en llevarme al hospital porque me estoy muriendo”, fueron las últimas palabras del torero de origen vasco (Orduña, Vizcaya, 1980), luego de haber recibido una cornada en el costado derecho, la tarde del sábado 17 de junio, en la localidad francesa Aire – Sur – l´Adour, al suroeste del país galo.
Fandiño salió al quite del toro de la ganadería de Baltazar Ibán , que correspondía en suerte a su compañero de terna Juan del Alamo.  Con mucha mala fortuna ha tropezado enganchado en su capote, quedando expuesto ante el toro, que lo ha levantado del suelo y clavado el asta derecha en el cuerpo del torero en desgracia. Su cuadrilla y otros compañeros lo alzaron y llevaron a la enfermería. Desde ese momento, se abre otra parte de la historia.
 
El doctor Poirier, que iba con Fandiño en la ambulancia, confesó que fue imposible salvarle la vida: “El torero presentaba en el abdomen tres litros y medio de sangre negra, proveniente de las glándulas hepáticas, señal que el hígado había reventado a causa de la cornada, que también rompió la vena cava, lo que le produjo un severo derrame interno”…”Cuando entró a la enfermería ya lo hizo prácticamente sin pulso. Era imposible tomarle la tensión arterial de lo débil que la tenía. La muerte era instantánea. Era imposible hacer nada por él. Ni en la enfermería de la plaza ni en el hospital hubiera habido forma de salvarlo”.
 
Qué doloroso es tener que reseñar la muerte de un torero, más aún si se trata de un figura de la tauromaquia, muy cercano y querido por la afición ecuatoriana y para quienes hacemos Toros Ecuador.  Triunfó en Quito, Ambato y Riobamba, Lo hizo en toda la América taurina también. Ecuador se volvió su país favorito por la gloria del triunfo en las plazas, y el cariño de la gente.
 
Fue el último ídolo de la Plaza Las Ventas, de Madrid, hasta que arriesgo todo, encerrándose con 6 toros de ganaderías duras. Fracasó en su intento y la afición no le perdonó. Tuvo entonces que recuperar su cartel, debiendo torear hasta en plazas de segunda y tercera categoría, con la misma entereza y honestidad que caracterizó toda su carrera de torero. Fue fiel a sus principios, y en su criterio, no quiso prostituirse y acomodarse a un sistema manipulado, por lo que la gloria que alcanzó en muchas tardes, la hizo a pulso y puro esfuerzo propio, toreando con su estilo, lleno de verdad, sin ventajas que sí se ven en “otras figuras” del toreo.
 
El cronista español Antonio Lorca dice hoy: “Iván Fandiño fue uno de los verdaderamente grandes. Es muy lamentable reconocerlo ahora que su cuerpo carece del pálpito de la vida, pero es así….fue figura a pesar del sistema: desde la libertad y la independencia”.
 
Iván Fandiño, el recuerdo imperecedero quedará en nuestros corazones y retinas que vieron tu arte pletórico. Igualmente, nos enriqueciste con tu amistad y siempre amable postura; sobrio, profundo y valiente artista. Hasta siempre torero. Hasta siempre tu arte. Ya eres eterno.