martes, 12 de julio de 2016

El Arte está de luto, un Torero ha muerto


Teruel, tierra bendita por el sol, la brisa y los fértiles campos, tierra de toros y solera, ha sido testigo de la tragedia en el ruedo. Víctor Barrio ha sido corneado en el tórax y ha muerto casi instantáneamente en el ruedo de la Plaza de Teruel, España.
La tauromaquia es un ritual trágico. Siempre lo es, pues es el juego de la vida y la muerte entre toro y torero. Por eso nunca llamo “Fiesta” al toreo, porque no lo es. Casi siempre muere el toro, la esencia del rito. Y como ayer, y muchos antes, ha muerto el torero. Quien viste de luces tiene un espíritu estoico, espartano, sabe que se enfrenta cada segundo con la muerte. Sin embargo, con valentía y profunda convicción de su capacidad artística, reta al destino y busca cada tarde fraguar una faena llena de arte e inigualable estética, que solo el toreo es capaz de ofrecer.
Si la brisa es bienvenida sobre todo en los días tórridos del verano, esta vez confabuló en contra del destino del joven torero de Segovia. Barrio lanceaba con la muleta al tercero de la tarde y el viento lo ha dejado al descubierto. El toro de la ganadería Los Maños, que embestía sin humillar ha ido por él, lo ha volteado y cuando caía al suelo lo ha aplastado contra la arena. El cuerno izquierdo del toro se ha colado por el costado del pecho del torero y lo ha atravesado completo.
La cuadrilla del torero en desgracia lo ha transportado a la enfermería buscando el milagro, mismo que nunca llegó. La hemorragia fue masiva e incompatible con la vida, de acuerdo al parte médico elaborado por los doctores de plaza que vieron impotentes el fin de la vida de un artista, de un valiente.
Víctor Barrio, nacido en Segovia, tenía apenas 29 años y buscaba permanente superarse, nunca estuvo conforme con su ya cuajada línea artística. Era alegre de personalidad y eso se reflejaba en su repertorio. Paseó por las plazas importantes de España, y también estuvo en América. Ecuador lo vio en una ocasión. Toros Ecuador lo descubrió en mayo del 2010 en Sevilla, pocos meses antes de que tome la alternativa. Personalmente lo saludé en aquella ocasión y cuando visitó ruedos ecuatorianos, siempre atento y afable, seguro de sí mismo. Pero eso no es suficiente para sobrevivir el instinto asesino del toro.
Has muerto torero valiente, has transmutado a lo etéreo, pero tu arte está en nuestras retinas y nuestras almas. Descansa en paz, que nosotros siempre te recordaremos y agradeceremos por la gloria de tu arte. Como dice el poeta, “a mano derecha según se va al cielo, veréis un tablado que montó Frascuelo…” Y junto a él, Lagartijo, Joselito el Gallo, Manolete, Sánchez Mejías, Paquirri, El Yiyo, Julio Robles, El Pana, y tantos otros toreros que dejaron su vida en el ruedo, encandilarás el cielo con tu arte eterno. Va por ti Víctor Barrio.
Morenito de la Reina, Toros Ecuador